Por: Dulce García | cydnoticias.mx |
Este fin de semana a la orilla del Río Bravo, se llevó a cabo el encuentro anual “Abrazos, no muros”, que reunió a 300 familias que por su condición migratoria de no poder viajar entre Estados Unidos y México, llevaban muchos años sin verse.
Guadalupe Hidrogo, es una mujer con 20 años sin ver a su hijo, un inmigrante que radica del otro lado de la frontera, debido a que no tiene una residencia legal, no pudo ni acudir al funeral de su padre quien falleció hace un mes. Por ello, la señora Hidrogo, viajó acompañada por las cenizas de su difunto esposo, para lograr apapachar por 3 minutos a su hijo.
Las familias del lado mexicano acudieron vestidos de azul, del lado norteamericano de amarillo y a los organizadores de rojo, para facilitar la organización y supervisión, esta última, a cargo de la Patrulla Fronteriza y de la Guardia Nacional.
En el lugar, se tendió un puente provisional de madera sobre el Río Bravo, por el cual solamente podía pasar una persona para así lograr encontrarse con sus familiares.
Tras sonar los himnos de Estados Unidos y México, en ambos lados de la frontera se vivieron conmovedoras escenas de reencuentro entre abrazos, lágrimas y mucho júbilo, minutos que fueron amenizados por música de mariachi.
El proyecto es organizado por la organización social Red Fronteriza por los Derechos Humanos, que impulsa estos reencuentros, y en esta ocasión, contaron con la participación de la Alianza Reforma Migratoria para Texas y el Centro de Trabajadores Agrícolas Fronterizos.
Con Información de Claro y DirectoMx
