Reflexión sobre la Marcha por nuestra democracia

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No conozco a una persona que no se asuma como demócrata, incluso cuando no lo sea. En una era de corrección política, de linchamientos mediáticos y cancelaciones populares, es claro que pocos, muy pocos se presentarían ante el mundo como las personas mezquinas, dispuestas a absolutamente cualquier cosa con tal de alcanzar el poder. Y sin embargo, ese tipo de personas son cada vez más visibles en diversas partes del mundo. Basta con observar las recientes marchas por la democracia para corroborarlo.

Así que si decimos que somos demócratas, deberíamos tener claridad sobre lo que significa la democracia, ese concepto o utopía en donde se garantiza la soberanía popular, el estado de derecho, la separación de poderes y el pluralismo político que garantiza las libertades básicas para cualquier individuo, ya sea libertad de expresión, de prensa, religión, reunión y todas las libertades civiles que permiten a los ciudadanos expresar sus opiniones, criticar al gobierno y proponer cambios sin temor a represalias.

FOTO: MAGDALENA MONTIEL/CUARTOSCURO.COM

En México, la llamada “Marcha por nuestra democracia” se presenta como un llamado urgente a la reflexión y acción colectiva de todos los ciudadanos que se asumen demócratas. Pero al mismo tiempo lo hace desde la descalificación a aquellas personas que tienen una visión diferente a la suya.

La democracia en México se ha convertido en ese ejercicio de atacar, descalificar y hablar peyorativamente de aquellos que difieren en opiniones y visiones políticas.

Llevamos muchos años perpetuando esta dinámica, sin darnos cuenta del daño que nos hacemos como sociedad, pues no sólo nos ha dividido cada vez más, sino también ha desviado la atención de los problemas principales que afrontamos como país, y que no solamente no se resuelven, sino que cada vez se hacen aún más grandes y graves.

(140927) — TLATLAYA, septiembre 27, 2014 (Xinhua) — Imagen proporcionada por la agencia de noticias MVT el 27 de septiembre de 2014 de un impacto de bala en la pared despuÈs de un supuesto enfrentamiento entre delincuentes y militares en el municipio de Tlatlaya, Estado de MÈxico, MÈxico. La agencia mexiquense de noticias MVT difundiÛ el 26 de septiembre im·genes de los cuerpos de 22 presuntos delincuentes que seg˙n informaciÛn de las autoridades locales, se habrÌan enfrentado a elementos del EjÈrcito Mexicano el 30 de junio en el municipio de Tlatlaya, Estado de MÈxico. (Xinhua/MVT) (jp) (ce) .

Olvidamos que más allá de posturas personales, colores o partidos, lo que debemos defender son las condiciones básicas de democracia: separación de poderes, respeto a las instituciones, libertad de tránsito, de expresión y una verdadera rendición de cuentas.

Las prácticas de maquillar cifras y manipular discursos no hacen sino debilitar nuestra estructura democrática y, por ende, nuestro bienestar como ciudadanos.

La participación ciudadana

Una marcha por la democracia, debería trascender cualquier bandera partidista para convertirse en un ejercicio ciudadano reconocido y respaldado precisamente por ciudadanos y organizaciones civiles a lo largo del país, sin buscar el beneficio de unos sobre otros, sino el fortalecimiento de los pilares democráticos nos permitan avanzar hacia una sociedad justa y equitativa.

La participación ciudadana es muy importante en cualquier democracia, el señalarla, minimizarla o acosarla, es menospreciarnos a nosotros mismos.

Hoy en día, figuras como Bukele, Putin, Maduro, y Orban ilustran claramente cómo los líderes autoritarios se autoproclaman defensores de la democracia mientras erosionan sus principios fundamentales.

Este fenómeno es mundial y resalta la importancia de que los ciudadanos, organizaciones e instituciones nos mantengamos vigilantes y comprometidos con la defensa de la verdadera democracia, y señalar lo que se puede y debe mejorar y cambiar.

Fotos y videos de la Marcha Por Nuestra Democracia en defensa del INE
Marcha en defensa del INE / Foto: Cuartoscuro

No hay democracia sin seguridad, y en un país que año con año rompe récords de asesinatos y muertes violentas, en tanto que los soldados se hacen cada vez más presentes en las calles sin una una estrategia real y transparente que ataque las raíces de la colusión entre altos mandos y el crimen organizado, no garantiza la libertad ni la democracia.

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Foto de la Marcha del INE en el Zócalo y otros estados de México // Foto: Cuartoscuro

Mientras veamos a políticos negociar votos o posturas a cambio de contratos, embajadas o inmunidad disfrazada de procesos mal llevados para simular una “guerra contra la corrupción”, seguiremos en este mismo círculo de polarización, desesperanza y violencia.

Si algo podemos llevarnos de esta marcha, es el dejar de lado el apoyo incondicional a personas, figuras, colores o partidos políticos y empezar a demandar estrategias confiables, transparentes y rendición de cuentas sobre las acciones y personas que nos gobiernan.

Este debe ser un recordatorio de la responsabilidad colectiva que tenemos de señalar, defender, fortalecer y procurar una democracia real y efectiva, sin importar nombres, personas, partidos o colores.

Y esto empieza por nosotros mismos, el no descalificar, el tratar de entender y escuchar, y lejos de ver lo que nos separa, trabajar en lo que unos une, para exigir y mantener las condiciones básicas que permiten que una sociedad que aspira a vivir en paz, y a tener una verdadera democracia en todo sentido de la palabra.